martes, 6 de mayo de 2008

Exordio

Quisiera encontrar las palabras adecuadas para comenzar con hados favorables este blog, que nos compromete socialmente a presentar, de manera transparente, los sentimientos que tenemos hacia actitudes que denigran nuestra especie. Son los comportamientos los que, en muchas ocasiones no coinciden con nuestras palabras, por eso debemos buscar y coexionar palabras que derriben esos actos, aunque sé que, en muchos casos, son muros infranquebles.

El título que encabeza el blog sólo quiere ser un reflejo de la unión que debe existir dentro de la especie humana. Por cierto, me parece importante y decisivo el exponer el argumento que da origen a este titulo. Hominem (se debió traducir como ser humano) es el término latino que evolucionó a los vocablos castellanos hombre, humanidad,... por tanto éste designa tanto a la mujer como al varón. Por ello propongo que, en la terminología usada en este espacio, siempre que sea posible -si es que estás de acuerdo con este argumento- digamos mujer y varón; pero en el supuesto de que intentes hacer referencia al género de cada uno, será mejor hacerlo con los términos macho y hembra.

Considero imprescindible poner cuidado en la términología usada, porque, aunque en ocasiones no sea demasiado útil, sí nos lleva a que cada persona se detenga a considerar, a la hora de expresarse, que tanto mujer como varón son las dos caras de Jano: un solo individuo y dos miradas diferentes.

Aquí daremos cabida a opiniones de todo tipo, siempre que reflejen pensamientos hacia la unión, hacia el respeto, hacia lo que haga que el hombre (mujer y varón) crezca sin discriminación por causa del sexo, porque éste sirve para otras cosas, que no son precisamente las que competen a vivir armoniosamente en sociedad.

Un saludo y a seguir trabajando cada cual según sus posibilidades.

Luis Domingo

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran lección.

Anónimo dijo...

De lo que se entera uno...

Anónimo dijo...

A propósito de…
Porque… ¿a qué tanto género? Hay, en la lengua española, dos géneros, a saber, el masculino y el femenino; aunque nosotros que estamos pero que muy anglosajones hemos hecho nuestro cambio y adaptado al español la palabra inglesa gender convirtiéndola en otra ya existente en nuestra lengua: el género (masculino y femenino), utilizándola sólo para el femenino, dejando a los ilustres varones sin género, y eso es apabullar. Es que, cuando nosotras nos ponemos, pues a arrollar con todo; en consecuencia, ellos no pueden ser maltratados: no tienen género, nos lo hemos quedado nosotras.
Una mesa es de género femenino, el cubo es masculino y a saber qué violencia de género podemos establecer con ellas a no ser que nos las tiremos a la cabeza. Si hablamos de género literario, ¿es este también femenino?, ¿qué nos parece una violencia entre una oda y un madrigal? Y, cuando decimos que en una tienda tienen tal o cual género, ¿es también femenino?
Si todos estamos de acuerdo en llamar violencia de género a aquella que ejerce el hombre contra la mujer, pues bien, pero que sepamos de dónde lo hemos sacado, pues hemos mezclado género con sexo. Esto no tiene nada de particular porque la lengua es rica, polisémica, sin embargo a mí la palabra género me suena a clase de lengua, a géneros de importación, a un traje de chaqueta de buen género, a las moscas que pertenecen al género de los insectos o eso creo. Si hablamos de género humano, ¿somos sólo las mujeres?